Le pidió una cita para cenar al finalizar la celebración, mientras le colocaba el abrigo de piel sobre los delicados hombros de bronce. Elena lo miró a los ojos cuando aceptó. Era difícil leerla, se dijo a sí mismo. Por ende, sería difícil de conquistar. Pero para Leo nunca habían existido imposibles, así que la vio marchar sintiéndose positivo. Una joven como Elena Espósito seguramente era ambiciosa. Se moría por saber si tenían tanto en común como le había parecido en la fiesta.
Elena, por su propio lado, se fue con una sensación de victoria clavada en la garganta. La tragó y se despejó al subirse en la limusina que las había llevado a ella y Val a la fiesta y ahora las regresaba a casa. Leo Torres Ferrec se había fijado en ella y la invitó a cenar. Eso tenía que significar algo.
Tal vez la escalera a la cima no iba a ser tan larga como creyó en un principio. Quizás, si jugaba bien sus cartas, estaría en lo alto de la montaña casi tan rápido como se dio cuenta de que lo deseaba. ¿O no?
Lo que Elena no sabía en ese momento era que no sería la única jugando un juego peligroso.
Y que posiblemente desperdiciaría varios turnos contra alguien que tendría, en ciertas ocasiones, mejores cartas que las suyas."